La planificación patrimonial permite reducir una serie de riesgos que afectan a todos los patrimonios y transferirlos de manera eficiente a la próxima generación. Martin Litwak deja su mirada en MDZ.
MARTÍN LITWAKsábado, 16 de marzo de 2024
No será la primera ni la última vez que me lean o me escuchen decir que la planificación patrimonial no es exclusivamente para ricos, como muchos nos quieren hacer pensar. De hecho, para explicarlo y para que se entienda la importancia de empezar a planificar cuanto antes, siempre utilizo la siguiente comparación:
Preguntarle a un profesional del mundo de la estructuración patrimonial cuándo está bien comenzar a planificar el patrimonio es similar a ir al médico a preguntarle cuándo es mejor empezar a comer sano y hacer deporte. La respuesta es obvia y es la misma: cuanto antes, mejor.
¿Por dónde empezar?
Lo más importante, en primera instancia, es saber qué tengo, entender qué es lo que quiero lograr y conocer cuáles son las reglas que se aplican en el país que corresponda. Una vez que estas preguntas hayan sido respondidas, es tiempo de ver y analizar qué se puede hacer. Para eso, siempre es recomendable estar bien asesorado.
Y cuando hablamos de pensar en qué se puede hacer, no nos referimos únicamente a grandes acciones, que demandan mucho dinero, tiempo y una estrategia grandilocuente. No. A modo de ejemplo, es común que nuestros padres o nuestros abuelos nos digan que “nos dejarán un terrenito que tienen en algún lugar” para que nosotros construyamos nuestra casita o que incluso
nos ofrezcan edificarla aun mientras vivan, en el fondo del terreno donde tienen la suya. En caso de aceptar esta propuesta sin mayores formalismos, estaremos construyendo nuestra casa sobre un terreno que, en el futuro, bien podría pertenecer a otro heredero. Pero este riesgo puede evitarse de forma fácil. ¿Cómo? A través de una donación en vida del terreno en cuestión, a través de una escritura pública.
Así de cotidiana y simple puede ser planificación patrimonial.
Por supuesto, la decisión de planificar el patrimonio en países inestables como Argentina -con impuestos sobre el patrimonio, inseguridad jurídica, cepos, restricciones e incertidumbre política- es más urgente que en otros lugares. Es más, en Argentina podría decirse que desde que tenemos un activo que sentimos que podemos perder, vale la pena planificar. Sí. Ya sé. No podemos anticiparnos a todo, pero planificar es, de alguna manera, prever y hacerle frente a la inestabilidad.
Es estar preparados. Ante la pregunta sobre cómo empezar, debemos saber que hay una serie de herramientas muy básicas y baratas para tener en cuenta. Hoy, quiero comentarles dos:
• La primera es el testamento, una herramienta sencilla y económica: el testamento permite, además de todo lo que ya sabemos, que las posteriores sucesiones sean más rápidas y baratas, porque resuelve el primer paso de la sucesión, determinar los herederos. Siempre me gusta recordarles que los testamentos pueden hacerse en cualquier momento y se pueden modificar las veces que sea necesario. No impide controlar los activos.
• La segunda herramienta que quiero mencionarles hoy es la designación de un curador en caso de incapacidad: esta es una posibilidad que muchos evitan usar por desconocimiento. Sin embargo, es un gran aliado en algunos casos para personas adultas. Se realiza por escritura pública y puede ayudar mucho a cuidar el patrimonio.
Como verán, hay muchas cosas que se pueden hacer y que no implican gastar millones de dólares o hacer trámites demasiado complejos.
Cuanto antes, mejor.