Inflación, actividad y sequía: las proyecciones de Ricardo Arriazu para 2023.

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El economista, uno de los más respetados por el empresariado, no cree que el Gobierno logre revertir la incertidumbre ni cumplir con la baja generalizada de precios que promete

Gabriela Origlia

CÓRDOBA.- Ricardo Arriazu, uno de los economistas más escuchados y respetados por el sector empresario, estimó que la inflación de noviembre rondará el 5,5% -”no cede, pero se estabilizó en un nivel alto- y pronosticó para 2023 una recesión. Para lograr reducir la inflación, dijo, “se tienen que dar 10.000 cosas; no puedo bajarla trabajando solo sobre la nominalidad, la ‘calesita de los precios relativos’. Hay que atacar todos los frente a la vez. Puede lograr una baja de inflación en el corto plazo, pero se encuentra con la demanda de diciembre”.

Evaluó que habrá un “fuerte impacto de la sequía” en el primer semestre del año próximo y espera una “mejora” en el segundo por menos importaciones de energía, aunque “vienen las elecciones y será complicado”.

La “incertidumbre”, dijo, seguirá porque “nadie quiere financiar” el déficit que es “igual a los subsidios, pero pesará la sequía”. A su entender, “a la larga”, hay que ir a un mercado de cambio único y de libre acceso.

El economista disertó en un seminario web en Córdoba invitado por S&C Inversiones y describió que el ministro Sergio Massa logró la “calma” pidiendo plata. Describió que el “dólar soja” es un préstamo que lleva dos versiones por la pérdida de reservas.

El retraso de importaciones es otro factor de ahorro: “Como no dejaban pagar, acumularon US$10.000 millones. A partir de setiembre hay baja de importaciones, los volúmenes cayeron 8% porque el que daba los bienes ya no los quiere entregar”. A eso se le suman los giros del FMI.

“Toda la estrategia del Gobierno es estabilizar los valores nominales y para eso necesita conseguir divisas de donde sea –subrayó Arriazu-. Hablaron del nuevo swap de China y después no dijeron nada más. Son las esperanzas que tenemos”. Advirtió que hay baja del gasto, “con alguna trampa contable, pero algo está haciendo”. Insistió en que hay un ajuste del déficit primario.

Respecto de la actividad, ratificó que desde setiembre hay registros de “baja”. Definió que era lo “esperable” y, de cara al 2023, enfatizó que “la única forma de que haya algo de crecimiento es que haya un cambio de política económica que haga que la gente anticipe y mejore la cuenta de capital. Eso no se ve, por lo tanto, será recesivo”.

Arriazu sostuvo que cómo seguirá la economía depende, en buena medida, de qué pasará este jueves con la renovación de deuda en pesos (vencen $405.000 millones). “Hasta ahora no podían renovar; si no pueden, sube la brecha y la tasa de interés. El FMI quiere que siga subiendo, pero el Gobierno, no”.

Sobre los vencimientos en pesos, el acumulado antes de las elecciones 2023 “objetivamente, con confianza, no es mucho, pero sin confianza es una barbaridad. El problema no está con la deuda externa sino con la deuda interna”.

La contracara de los US$10.000 millones que costaría la sequía y que la Argentina “no tiene espaldas para aguantar” sería la ventaja de que “comienza a aparecer energía” que cambia “todo en la última parte de 2023. Si no somos estúpidos, podríamos aprovecharlo”. Lo que está en marcha en gas y petróleo podría generar exportaciones por unos US$5000 millones en 2023.

Contexto internacional

En el arranque, el economista hizo un repaso del contexto internacional, en el que planteó que hay una “clara evidencia” de que la inflación mundial está cediendo. Después de que el peor mes fuera marzo (1,3% con una proyección anual de 17%), en octubre en todas las regiones se registraron bajas, incluso con deflación en Europa y China.

En el caso de Estados Unidos, indicó que ya ajustó el sector público y ahora “lo tendrá que hacer el privado, con lo que se desacelerará la economía”.

Descartó una recesión en el mundo para 2023. Para Arriazu, la economía está “ajustando como tiene que ajustar” y afirmó que, ante el salto de los casos de Covid-19, no se repetirá el accionar de los estados de las primeras olas. Para Estados Unidos, apuntó que “hay desaceleración pero no recesión, incluso podría haber un trimestre negativo, pero no mayores problemas” lo que calificó como un “milagro” en función de los errores de la FED.

Crisis, incertidumbre, Papa Noel e incertidumbre fueron los conceptos que usó Arriazu para definir lo que pasó en el mundo desde el arranque de la pandemia del Covid-19 y consideró que los precios están convergiendo a los valores regulares. “Hay desglobalización y nuevas potencias que darán crecimiento al mundo -agregó-. Esperemos tranquilidad”.

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