La atención del mercado se focaliza en el Congreso, donde los legisladores deben dar el aval para aprobar el acuerdo con el FMI. Pero, a nivel global, todo está atravesado por la alta incertidumbre derivada del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, y todas sus implicancias económicas. El contexto obliga a los inversores a tomar una actitud sumamente activa.
Guerra, Fed, inflación, FMI, y la lista podría seguir. No ha sido un buen comienzo de año para los activos financieros en general, salvo casos puntuales, lo que obliga a los inversores a tomar una actitud sumamente activa frente un contexto marcado por altos niveles de volatilidad. Esto es producto, a nivel global, de la alta incertidumbre derivada del reciente conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, y todas sus implicancias económicas (principalmente la suba generalizada de commodities, sea por la guerra en sí o por las sanciones de occidente), sin soslayar las decisiones clave de política monetaria que comenzará a tomar en breve la Reserva Federal de EE.UU. (suba de tasas/venta de activos).
En Argentina, como viene sucediendo en la historia reciente, cargamos con nuestro propio combo de problemas crónicos, algunos de larga data, como la elevada inflación -fenómeno que también está afectando a gran parte del mundo en la pospandemia-, que ahora enfrenta el “combustible” de la disparada del trigo, el petróleo y gas. Pero la atención se focaliza en el debate de los legisladores en el Congreso, que deben dar el aval para aprobar el acuerdo con el FMI por la refinanciación de la abultada deuda de unos u$s45.000 millones. Este apoyo político, y el éxito que tenga o no el programa con el Fondo en los próximos meses (habrá revisiones cada 90 días, cuya aprobación dará luz verde a los desembolsos de DEG, la moneda del FMI) condicionará el escenario inversor, y variables clave como el dólar, el PBI, las tasas, y la misma inflación. “Se observa una actitud del FMI muy permisiva sin demasiadas exigencias, como para evitar que un contexto internacional tan complejo, genere una situación social y económica más delicada. Durante 2021, el PBI creció más de lo esperado y este acuerdo evitaría abortar dicha tendencia. Al mismo tiempo, al tener un sendero fiscal poco ambicioso, se limita la reducción potencial del riesgo-país”, advierte a Ámbito Biz Norberto Sosa, director de Invertir En Bolsa (IEB).
Teniendo en cuenta el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), que prevé una inflación del 55% en 2022 (por encima de la proyectada en el acuerdo con el FMI, de hasta 48%), en el mercado local “existe un cierto consenso de que el IPC le ganará a las tasas (aun tras las recientes subas dispuestas por el BCRA, y pese a que en el deal con el Fondo se habla de tasas reales positivas) y que éstas, a su vez, superarán a la devaluación del tipo de cambio oficial”, a pesar de una leve aceleración en los primeros meses del año, estima el director de IEB.
Consejos de los expertos
Bajo el actual escenario, muy cambiante a nivel global, la sugerencia de los expertos es mantener la calma y no apresurarse con las decisiones de inversión. “En contextos de alta incertidumbre y volatilidad, cómo el que estamos viviendo tanto a nivel local como internacional, intentamos transmitir tranquilidad a nuestros clientes. En estos momentos, muchas de las decisiones tomadas, y condicionadas por el miedo pueden causar mayor perjuicio que beneficio”, dice a este medio Nicolás Lo Valvo, analista senior de Investment Ideas de Balanz. Si se analiza el índice insignia de Wall Street, el S&P 500, en las últimas grandes crisis o guerras, se puede observar que a largo plazo siempre mantuvo una tendencia positiva. “Si tomamos los eventos geopolíticos más importantes de los últimos 50 años como la Guerra Árabe Israelí en 1973, la Guerra del Golfo en 1991, el atentando a las torres gemelas 2001 o el anexo de Crimea por parte de Rusia en 2014 para nombrar algunos de los más eventos más resonantes, podemos destacar que el mercado tardó en promedio 12 días en corregir y 137 días en recuperar los valores precaídas”, añade Lo Valvo. Incluso en la última gran corrección del mercado producto del inicio de la pandemia del covid-19, allá por marzo de 2020, el mercado solo tardó 150 días en recuperar los niveles perdidos. Por lo tanto, los especialistas sugieren “tener paciencia”, dado que mantener las posiciones, ya “suele pagar su recompensa en largo plazo”.
Luego de un 2021 que en términos internacionales fue un muy buen año para las acciones y los commodities y muy malo para la deuda (la argentina no fue la excepción), se esperaba para el 2022 un año relativamente bueno para las acciones, y ya no tan bueno para los commodities por el endurecimiento de la política monetaria de EE.UU. y el consecuente fortalecimiento del dólar a nivel global, mientras que para los bonos se proyectaba otro año negativo. Pero pocos días después de comenzado el año, “el mercado recibió el baldazo de agua fría que el endurecimiento de la política monetaria sería mayor al esperado, lo cual sacudió a casi todos los activos en forma negativa al mismo tiempo. Tras cartón, la concreción de la invasión a Ucrania, profundizó la caída de las acciones, generó un comportamiento selectivo en los bonos (positivo para los del Tesoro de EE.UU., negativo para todos los demás) y un salto espectacular en los precios de los commodities”, describe Sosa.
Ahora bien, hacia adelante es muy difícil estimar cuánto escalará la guerra entre Rusia y Ucrania, lo cierto es que ya se van visualizando nítidamente algunos efectos. “El crecimiento global será menor y la Fed será más cuidadosa con el endurecimiento monetario. Hay un fenómeno de desglobalización que se inició en la pandemia y se profundiza. Estimo que terminará generando una mayor concentración de inversión en EE.UU. en detrimento del resto del mundo, en particular en Europa” analiza Sosa.
Para Pedro Siaba Serrate, jefe de Research de PPI, dejando por un momento de lado la guerra en Ucrania “la cuestión inflacionaria en EE.UU. juega un rol muy importante: todo el entorno de la Fed ha dejado en claro que el objetivo de la institución este año es controlar el índice de precios al consumidor”.
Por su parte, el ejecutivo de IEB remarca que los administradores de dinero son cada vez más sofisticados al elegir invertir dentro del mundo emergente y fronterizo. Por lo tanto, podemos observar que mientras que los mercados de acciones emergentes registran una caída acumulada en el año del 10%, el mercado de acciones de Brasil muestra una suba del 17%”. Por su parte, el S&P Merval, medido en dólar CCL, acumula una suba de 3,6%.
Con todo, los expertos consultados por Ámbito Biz ponderan, dentro del abanico de instrumentos que ofrece el mercado de capitales local, los dólares financieros (surgen de la compra venta de títulos), bonos que ajustan por inflación (CER), por devaluación (dólar linked), o tasa Badlar; Obligaciones Negociables (ON) -títulos corporativos- en dólares; bonos soberanos; diferentes Fondos Comunes de Inversión (FCI), y ciertos Cedear (representan acciones de empresas extranjeras que cotizan en Wall Street o el Bovespa, por ejemplo y permiten dolarizarse).
Inversiones en pesos
Para un perfil conservador que tenga necesidades de liquidez en el corto plazo, Lo Valvo sugiere posicionarse en instrumentos que ajusten por tasa Badlar (tasa de interés para plazos fijos mayoristas de bancos privados), pero en lugar de hacerlo a través de un plazo fijo tradicional, recomienda hacerlo a través de un Fondo Común de Inversión (FCI), que permite disponer del dinero invertido en forma inmediata, en uno o en dos días. En ese caso, pondera el fondo Balanz Ahorro, que “busca obtener un rendimiento igual o superior a la tasa Badlar pero con la ventaja de tener liquidez (ya sea total o parcial) en solo 24 hs. sin tener que esperar a un vencimiento determinado”, explica el analista senior de Investment Ideas de Balanz.
Ahora bien, partiendo de la premisa que por ahora la tasa de los plazos fijos no llega a superar a la inflación esperada, Lo Valvo aconseja a aquellos inversores que tengan excedentes de pesos con necesidad de liquidez a mediano/largo plazo tomar posición en instrumentos que ajusten por CER (inflación). Para esta estrategia, el fondo Balanz Institucional (Inflation Linked) “es ideal para aquellos que buscan rendimientos similares o superiores a la inflación. El año pasado el mismo fue el mejor de la categoría en el mercado local. Rindió un 59,51% contra el 50,73% del índice CER”, sostiene.
Hay un segmento de inversores en el mercado local al cual se lo llama “los encepados”: son aquellos cuyos CUIT están restringidos para acceder al MEP y CCL. “En dicho segmento, la pregunta es si conviene CER, dólar linked, tasa fija, tasa flotante. Hoy el mercado está muy orientado hacia los instrumentos CER. No obstante, si estamos hablando de un ´encepado`, que tiene un pasivo atado al dólar oficial, aunque en el corto plazo pueda estar dejando dinero sobre la mesa, lo más sano sería invertir en instrumentos dólar linked o cobertura con futuros”, puntualiza Sosa.
Por otra parte, el analista cree que “en el mercado de acciones es donde se habilitan las mejores oportunidades de largo plazo, dado que, en términos históricos y relativos, las empresas argentinas cotizan a precios muy atractivos”.
Inversiones en dólares
Existe un segmento muy importante del mercado al que solo le interesa comprar dólares. Siempre hablando del mercado oficial, se trata de aquellos inversores, cuyos CUIT están habilitados para poder operar los dólares financieros (MEP y CCL). “A ese segmento del mercado sólo le interesa saber si es momento de comprar o de vender. Creo que las cotizaciones actuales (ya por debajo de los $200) son muy atractivas”, comenta el director de IEB. En lo que va del año, estos tipos de cambio acumulan bajas de hasta 2,3%.
Ahora bien, para aquellos inversores que busquen protegerse contra la devaluación del peso frente al dólar, y al mismo tiempo resguardarse de la depreciación del dólar, teniendo en cuenta una inflación americana interanual del 7,5% para el mes de enero (la más alta desde 1982), el experto de Balanz aconseja los bonos corporativos, denominados Obligaciones Negociables en dólares, “en pos resguardar el capital contando con un flujo proyectado certero, invirtiendo en empresas con buena calificación crediticia”.
En general, el formato clásico de estos activos ofrece un flujo trimestral de pago de interés y devolución de capital al vencimiento. Se puede acceder a los mismos tanto en dólares como en pesos. “Al ingresar en pesos, el inversor adquiere un bono nominado en dólares que devuelve sus flujos en la divisa norteamericana, por lo tanto, es una gran herramienta de dolarización”, señala.
Dependiendo del perfil del inversor, existe un universo muy amplio de alternativas. En primer lugar, para los más conservadores Lo Valvo remarca los bonos de Pan American Energy 2027 y Arcor 2023 con un rendimiento en torno al 5%. Luego, para más moderados, sugiere tomar posición en créditos cómo Pampa Energía 2023 (rinde 7%) o Telecom 2025 (rinde 8%). Finalmente, para los que estén dispuestos a tomar un poco más de riesgo, aconseja el YPF 2024 (rinde 9%) o YPF 2025 (14%). En Balanz, se puede delegar la administración activa en este tipo de instrumentos, a través del fondo Balanz Ahorro en Dólares, que invierte en ON en dólares de alta calidad crediticia, dando acceso a pequeños inversores a una gran variedad de bonos a los cuales no podría acceder de manera directa por los altos montos mínimos que requieren algunos de estos instrumentos. El rendimiento esperado de este fondo se encuentra en torno al 7%, con un mínimo de inversión de sólo u$s100.
Hay otro mercado de bonos denominados en dólares, el cual tiene su vida propia: son los títulos soberanos de Argentina, duramente castigados desde el canje de deuda de 2020, y recientemente a partir de la aversión al riesgo global tras el inicio de la guerra. Respecto a estos instrumentos, Sosa advierte que “el sendero fiscal del acuerdo con el FMI es visto como poco ambicioso y proyecta una futura nueva reestructuración. Si hay noticias negativas como las actuales que vienen del exterior, y los precios tienden a perforar los valores de recupero (u$s25/30), entonces se genera una oportunidad de inversión. No obstante, si el humor mejorara, la recuperación también tiene un límite (u$s35/40)”.
En términos de una cartera internacional, la tendencia actual es la típica de los momentos de aumento de incertidumbre. “Con el objetivo de bajar riesgo en los portafolios, hay una propensión general a aumentar el ´cash´ mediante la reducción de la posición de acciones, al mismo tiempo que se invierte en bonos del tesoro de EE.UU. de larga duración y también oro como típicas reservas de valor. En las últimas semanas quien se enfrentó a esa tendencia viene perdiendo dinero. Sin embargo, creo que se está generando una buena oportunidad de inversión en acciones con un potencial en el S&P500 del 20%. Por lo tanto, en una lectura muy simplificada, tendría una cartera que tendiese a un 75% de acciones y 25% de deuda”, aconseja el director de IEB.
Dos carteras para apostar por Argentina
Ante la gran incertidumbre global y local que plantea el 2022, Siaba Serrate privilegia para aquellos inversores conservadores, que buscan menor volatilidad en su exposición al país, “buenos créditos tanto corporativos (60% del total de la cartera), como provinciales (30%)”. Por el momento, elimina por completo la tenencia de bonos soberanos en dólares, y limita el posicionamiento en pesos al 10% de la cartera para transaccionalidad.
Respecto de los inversores más arriesgados que apuesten por Argentina sugiere “una mayor exposición a instrumentos más volátiles, pero con mayor potencial de suba en caso de un escenario constructivo y optimista hacia adelante”. Para ello, recomienda incorporar una posición de 30% en ON corporativas en dólares, un 30% en bonos provinciales en dólares, otro 30% en títulos soberanos (un 15% en dólares y 15% en pesos), y finaliza con un 10% en renta variable entre acciones y Cedear (Mercado Libre y Vista).