Las colocaciones en bancos en esa moneda crecieron en marzo por cuarto mes consecutivo y el crédito, que ya venía en recuperación por la demanda de las exportadoras, creció más de 30%.

Javier Blanco

El cierre de los datos de marzo dejó una confirmación: la recuperación del negocio bancario tradicional (el de intermediar fondos captados de terceros para financiar a otros terceros) se está verificando, pero sólo en lo que podría denominarse el “mundo dólar”.
La sostenida compra de reservas por parte del Banco Central (BCRA), como ya había advertido semanas atrás LA NACION, devolvió confianza al mercado y permitió que los depósitos privados en esa moneda crecieran en otros US$650 millones (+4%) y por cuarto mes consecutivo, lo que permitió que el stock total de este tipo de colocaciones, que había quedado reducido a unos US$14.100 millones al asumir la administración Milei (el menor nivel en siete años y medio), creciera hasta los US$17.000 millones.
“Subieron 20,1% desde que asumió Milei: en US$2844 millones”, hizo notar al respecto el economista Amílcar Collante (CeSur).
Ese mayor nivel de liquidez en esa moneda asegurado -para un sistema que ya se había mantenido muy líquido en los últimos años para responder a los retiros de los ahorristas- dispuso a los bancos a prestar, lo que hizo crecer en marzo su cartera de crédito en unos US$1200 millones (pasó de US$3732 millones a US$4928 millones, lo que supone un aumento del 32%).
De este modo, la asistencia crediticia bancaria en esa moneda marcó su mayor nivel en más de 30 meses, alcanzando un volumen que no mostraba desde comienzos de octubre del 2021.
Se trata de un nivel de expansión mensual con pocos antecedentes luego del fin de la convertibilidad, que fomentaba esas financiaciones, aunque en argendólares. De hecho, sólo habían mostrado un nivel de crecimiento mensual similar en enero del 2018, cuando la actividad económica marcaba uno de sus últimos picos en alza, antes de hundirse meses después por la corrida cambiaria que se dispararía desde fines de abril.
Eso estuvo apoyado en el auge que mostraron las prefinanciaciones de operaciones de comercio exterior (básicamente exportaciones), al crecer de US$2500 a US$3300 millones el stock total desembolsado.
El dato, que luce paradojal, ya que se registra mientras los depósitos y créditos en pesos siguen en caída, tiene anclaje en la dualidad que registra la economía inmersa en una fuerte recesión general, pero de la que escapan marcadamente actividades muy ligadas con el mercado externo, como la agropecuaria, la minería y la energética, y por lo mismo, “calificadas” para tomar financiamiento en dólares.
Vale recordar que, para evitar el descalce de monedas que produjo el colapso de la convertibilidad a fines de los ‘90, el marco normativo sólo permite a los bancos financiar en moneda extranjera a empresas exportadoras y sus vinculadas, o aquellas que formen parte de su cadena productiva (proveedoras), aunque cumpliendo determinadas condiciones en este caso.
Lo novedoso es que se trata de los rubros más vinculados al sector externo, los que, en las actuales circunstancias, muestran un grado de dinamismo (en febrero, por caso, el índice de producción industrial minera subió 13,4% con respecto a igual mes de 2023) que se contrapone con la tendencia a la contracción de la actividad general (fue del -4,3% en enero, último dato oficial).
Los bancos no tardaron en notar ese cambio de escenario. Quedó a la vista con la presencia récord con gran variedad de propuestas de financiamiento que mostraron en la última Expo Rural, hace un mes. “Desde fines de febrero venimos muy activos en tratar ofrecer asistencia a las empresas exportadoras e incluso a las que no tenían tanto fono en el mercado externo y en algunos casos comenzaron a volcar hacia allí stock que, por la caída de consumo y actividad, no pueden colocar en la plaza local”, explicaron desde una entidad privada líder.
“La demanda de crédito en dólares está concretada básicamente en la prefinanciación de exportaciones, aunque podrías asistir inversiones pequeñas y medianas también. Pero, en general, las empresas que tienen experiencia de mercado para esas iniciativas recurren a la colocación de Obligaciones Negociables (ON)”, detalló otro ejecutivo del sector.
La lista de compañías que optó por buscar financiamiento entre los inversores comunes locales que buscaban poner a rendir sus dólares en lo que va del año, en vez de recurrir a los bancos, es amplia. Es una tendencia que estuvo encabezada por firmas del sector energético, como PAE, YPF Energía Eléctrica, Vista, Edenor y Compañía General de Combustibles y petrolera Aconcagua y Raghsa (que está emitiendo hoy) pero también incluyó a IRSA.
Es otro dato que muestran un mercado de dólares que va ganando dinamismo mientras su par en pesos no encuentra piso.
Al respecto, los depósitos privados en pesos cayeron otro 3,6% real en marzo y sumaron de este modo ya “8 meses en baja”, según destacaron los analistas de la consultora LCG que remarcaron que la contracción anual ya es del 39% real. La nueva baja estuvo explica por la contracción del 9,2% que registraron los depósitos a la vista (-29,3% real anual) algo entendible porque a pesar de la considerable desaceleración de la inflación, la misma continúa en niveles elevados, “lo que desincentiva la tenencia de dinero sin remuneración”.
En contraposición, luego de 7 meses de caídas consecutivas, los plazos fijos en pesos crecieron un 5,6% mensual real a pesar de las tasas negativas con que son remunerados, tal vez porque ellas habrían resultado en marzo menos negativas (-4,8% contra -10% TEM real en enero).
A su vez, los préstamos en pesos al sector privado se hundieron otro 5,4% mensual real en marzo, con lo que acumulan 5 meses de contracciones consecutivas y un descenso del 37,5% anual real en el último año.
El stock total de financiamiento por este motivo ya quedó reducido a un tercio del nivel que había alcanzado en mayo 2018, cuando marcara su último pico.

keyboard_arrow_up