No fue un día sencillo. EE.UU. tiene más inflación y se duda sobre la movida que hará la Fed en diciembre. El dólar se movió mucho en todas partes, sobre todo en Brasil, donde ya roza los 6 reales. A nivel local, los dólares libres bajan y el BCRA suma reservas.
Luis Varela / 27 noviembre de 2024.
Con la sensación de que los mercados de todas partes están al filo de una cornisa, este miércoles se desarrollaron dos datos que hicieron fruncir el ceño de los inversores: por un lado, EE.UU. informó que la inflación norteamericana está volviendo a crecer, eso plantea la posibilidad que la tasa de la Fed siga alta y en un Brasil que viene con cada vez más problemas fiscales, el precio del dólar brincó hasta casi 6 reales, lo cual plantea una seria dificultad para el comercio bilateral argentino.
Y por otra parte, tal como habíamos anticipado, el ministerio de Economía debió resignarse y volver a pagar tasa de interés y no usar únicamente papeles ajustados por inflación (CER) en la licitación de deuda en pesos del cierre del mes. Y el resultado fue agridulce, ya que con 4.325 ofertas, el Gobierno logró sobre-rolear el vencimiento de deuda en pesos: necesitaba $5,2 billones y colocaron papeles por $5,8 billones, la mayor parte con una tasa del 2,95% mensual.
Toda esta condición no alteró en absoluto el mercado cambiario argentino, que sigue con dólares libres a la baja y brecha en descenso. Al tiempo que el BCRA sigue comprando dólares, y muchos, alcanzando las reservas brutas más altas de todo el gobierno de Milei. Pero los títulos no tuvieron el mejor de los días. Los bonos subieron apenas pero por la variación de los bonos norteamericanos el riesgo país argentino subió apenas. Y lo peor de la jornada estuvo en la Bolsa porteña, que sufrió caída en las cotizaciones y fuerte descenso en el volumen operado, con baja en bloque para los ADR argentinos en Nueva York.
Un día después de que el Presidente electo de EE.UU. moviera el avispero al anunciar que le colocará aranceles del 25% para México y Canadá y del 10% para China, se conoció que el Índice PCE, que mide la evolución de los gastos de consumo personal, algo muy mirado por la Fed para decidir su tasa de interés base, se aceleró hasta un 2,3% anual de incremento, desde 2,1% en septiembre. Eso planteó entre algunos operadores, no la mayoría, que hay chance de que Jerome Powell, enfrentado a Trump, no mueva o baje de manera muy moderada la tasa base de la Fed, que hoy está en 4,75% anual.
Conocido esto, hubo una leve bajas en las tasas largas de EE.UU.: se pagó 4,3% anual a 1 año de plazo, 4,1% anual a 5 años, 4,2% anual a 10 años y 4,4% anual a 30 años. Y detrás de ello hubo un sacudón de monedas internacionales, ya que en el exterior el dólar saltó 1,8% en Brasil, no cambió en Chile, y bajó 0,1% en China, 0,3% en México, 1% contra el euro y la libra y 1,3% contra el yen.
En este sentido, la gran preocupación para Argentina es que el dólar en Brasil ha subido de 4,70 a casi 6 reales en los últimos 16 meses. Y como Brasil es nuestro principal socio comercial, eso está horadando el superávit por intercambio de mercaderías. Y obviamente hará que este verano más argentinos decidan viajar a playas brasileñas, llevando dólares al territorio gobernado por Lula (que sufre cada vez más problemas fiscales) y vaciando la presencia de turistas locales en la costa atlántica y otros lugares de veraneo.
A pesar de estos inconvenientes, el mercado cambiario local funcionó como si estuviera en los mejores días. Con el dólar exportador a $1.051,43, el BCRA compró US$ 227 millones en el mercado (la segunda mayor compra diaria desde mayo) y además al final del día el BCRA sumó reservas por US$ 553 millones, por lo que las reservas brutas de Reconquista 266 ya rozan los US$ 31.500 millones, el mayor nivel desde junio de 2023.
Con esta situación, la pax cambiaria es absoluta. Tanto que el dólar blue bajó $10 hasta $1.125, el Senebi cayó $16,37 hasta $1.091,47, el MEP bajó $2,27 hasta $1.074,91 y el contado con liquidación subió 24 centavos hasta $1.109,33. Por lo que la brecha entre oficial y blue fue del 8% y la del CCL con el mayorista fue del 10%.
El panel de los títulos públicos estuvo totalmente dominado por la licitación de deuda en pesos del día. Finalmente, con 4.325 ofertas, el Gobierno logró «sobre-rolear» el vencimiento de deuda en pesos: necesitaba $5,2 billones (parte del cual ya había cubierto la semana pasada) y logró colocar papeles por $5,8 billones, la mayor parte con una tasa del 2,95% mensual, es decir algo mayor al último índice de precios al consumidor difundido por el Indec.
En detalle,
• El 38% del dinero captado fue en una letra del tesoro nacional capitalizable en pesos con vencimiento 16 de mayo de 2025 (S16Y5 – reapertura).
• El 23% en un bono del Tesoro nacional capitalizable en pesos con vencimiento 13 de febrero de 2026 (nuevo).
• El 17% en un bono del Tesoro nacional en pesos cero cupón con ajuste por CER vencimiento 31 de marzo de 2026 (TZXM6 – reapertura).
• El 15% en un bono del Tesoro nacional capitalizable en pesos con vencimiento 17 de octubre de 2025 (T17O5 – reapertura).
• El 7% restante en un bono del Tesoro nacional en pesos cero cupón con ajuste por CER vencimiento 30 de octubre de 2026 (TXXO6 – reapertura).
En base a ese movimiento, considerando que en los próximos 120 días hay vencimientos por casi $40 billones, equivalentes a unos US$ 36.400 millones, el mercado de títulos estatales operó con poco volumen y muy diversificado, en el que los bonos argentinos repuntaron 0,2%, aunque el riesgo país subió 4 unidades hasta 755 puntos básicos, porque la base cero de los bonos norteamericanos se está moviendo.
La posibilidad de que la Fed no baje la tasa por este indicador que dio una inflación norteamericana superior a la esperada hizo que la Bolsa de Nueva York terminara en baja: el Dow achicó 0,3%, el S&P retrocedió 0,4% y el Nasdaq bajó 0,6%, con gran sacudón para las tecnológicas, que no son en absoluto recomendadas por ninguno de los bancos de inversión grandes, por tener cotizaciones exuberantes. Debajo del descenso en Wall Street, la Bolsa de San Pablo cayó 1,4% y la de México subió 0,2%.
Y con la señal de que el Gobierno se endeuda con tasa positiva, y que el real sigue perdiendo valor, empezó a aparecer cierta advertencia en los papeles privados argentinos, que son los que más subieron en el mundo a lo largo de este año. Así, con $93.511 millones operados en acciones y $62.570 millones en Cedears, la Bolsa de Buenos Aires bajó 2,1%. Al tiempo que los ADR argentinos mostraron una suba del 1% para TGS pero luego bajas en bloque del 1% al 4% para Cresud, Francés, Edenor, Macro, Telecom, Mercado Libre, Loma Negra, Despegar, Galicia y Central Puerto.
A la espera de lo que haga la Fed el 18 de diciembre y de lo que ejecute Trump desde el 20 de enero, hay un gran movimiento en el tablero de los commodities. A pesar de haberse firmado un alto el fuego en Medio Oriente entre Israel, el Líbano y Hezbollah, el petróleo ni se inmutó y terminó sin cambios. Con más inflación en EE.UU. y con China y Europa con tendencia de desaceleración, nadie sabe qué pasará con el crecimiento económico y los metales básicos terminaron mixtos. En granos, la soja mejoró en Chicago, con trigo y maíz a la baja, mientras que en Rosario hubo descensos para el trigo, la soja y el sorgo.
Y donde hubo notable volatilidad fue en las posiciones consideradas como refugios clásicos. Los metales preciosos actuaron mixtos, con el oro para arriba y la onza de plata en baja. Al tiempo que el Bitcoin logró rebotó 5,1% con subas de hasta el 8% en el resto de las criptomonedas, sobre todo para el Ethereum.
A lo largo del día varios analistas trazaron un recorrido sobre el momentum que va mostrando la economía argentina, abriéndose lentamente al mundo para ver si logra consolidar una inflación aún más a la baja, y luego proceder con un crawling peg en descenso. Y la gran inquietud que surgió en casi todas las conversaciones tuvo que ver con lo mismo: tanto la tablita de Martínez de Hoz a comienzos de los ´80, como la convertibilidad de Menem y Cavallo en los años 90 fueron aniquiladas por estocadas externas como la vertical suba de tasas de Volcker en la Fed o el tequila, con el peso mexicano hundiéndose. Así, la gran pregunta es: ¿puede seguir el programa actual con el camino virtuoso que está mostrando o hay riesgo que otro temblor externo vuelva a complicarnos?