Inflación sin freno: los economistas advierten que la actual brecha de precios terminará en una aceleración de todos los rubros.

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diferentes componentes del IPC; cuáles fueron los que más subieron y los más atrasados desde el cambio de Gobierno en 2019

La Argentina transita por otro capítulo de su repetida historia de brechas de precios y fracasos en los controles: la inflación avanza con varias velocidades en forma simultánea y los economistas advierten que es posible que todas converjan a una tasa que estaría 10 puntos por encima de la actual.

Con el título de “inflación reprimida”, un informe del estudio Eco Go, que dirige la economista Marina Dal Poggetto, indicó en que “si los bienes y servicios cuyos precios subieron por debajo del promedio en los últimos 12 meses intentasen recuperar lo perdido contra las subas de los que lo hicieron por encima, el salto discreto de una vez (sin tener en cuenta los efectos de segunda ronda) agregaría cerca de 10 puntos porcentuales a la inercia”.

“Obviamente este número tiende a aumentar si la dispersión en las subas se sostiene en los próximos meses, o si el ancla salarial, tarifaria y cambiaria se remueve”, indicó Eco Go.

En este sentido, consideró que “es difícil pensar un programa con el FMI post elecciones si no se sueltan (al menos parcialmente ambas anclas), adicional a algún esquema de aflojamiento de la rigidez en el mercado laboral (prohibición de despidos y doble indemnización) y una definición sobre el régimen tributario”.

“La distorsión de precios relativos creciente agrava la inercia y dificulta el margen para reducir la inflación con un plan de estabilización que incluya un acuerdo de precios y salarios y un programa fiscal financiero monetario enmarcado en un acuerdo con el FMI para 17 descomprimir los vencimientos que permita recomponer los precios de los bonos en dólares y reducir la brecha cambiaria”, afirmó.

“Un dólar de $93,8 es todavía alto y contrasta (a precios de hoy) con el de $57 (con brecha de 50%) que había a fines de 2015 y/o el de $60 que había a fines de 2017 cuando arrancó la corrida contra el peso. Un dólar de $102,5 en diciembre con una inflación del 3% mensual (y una de Estados Unidos del 3% anual) equivale a un dólar de $83 ( a precios de hoy). Sigue siendo alto; el principal problema es la magnitud de la brecha en ese momento”, concluyó el informe.

Aun desacelerando, y sosteniendo las anclas mencionadas (incluyendo la salarial) difícilmente el año cierre con una inflación por debajo del 50%. Y si la paritaria se escapa y/o se alienta frente a la necesidad de la política de impulsar los salarios y las transferencias a las familias, la inflación podría incluso terminar por encima”, indicó Eco Go.

Frente a las últimas medidas adoptadas por el Gobierno, se advirtió que “intentar subir retenciones y/o poner cupos o límites a las exportaciones para ‘asegurar la mesa de los argentinos’ frente al estatus quo actual de 16 retenciones y brecha cambiaria, corre el serio riesgo de frenar la liquidación del agro coordinada por la combinación de precios altos y dólar subiendo más lento, y volver a agitar la brecha cambiaria”.

Esta caja de diferentes velocidades se ha dado desde el cambio de gobierno en diciembre de 2019. Al respecto, el economista Bruno Panighel dijo que “la economía argentina se encuentra en una fase de cambios; hubo un período de baja de inflación durante la pandemia -pensándolo en tasas mensuales- y a medida que se fueron levantando las restricciones, la inflación tomó una senda alcista, con el máximo de 4,8% que tuvimos en marzo”.

“Los segmentos que más aumentaron de precio son, paradójicamente, los precios que el control buscó proteger en mayor medida. La industria textil, la industria automotriz, los alimentos, los celulares e informática”, advirtió.

El mismo efecto ocurrió en los sectores que “virtualmente fueron potenciados a través de cierre de importaciones, lo que disminuye la competencia con productos extranjeros que podría sustituir esos bienes; el ejemplo más sencillo es de los celulares y las notebooks”, precisó.

“Ese esquema de protección para el productor local termina perjudicando al consumidor porque tiene que pagar más por productos que, normalmente sin competencia, son de menor calidad. No necesariamente en la ropa, pero sí en electrónica, por ejemplo”, indicó Panighel.

Por su parte, el economista Jorge Neyro detalló que cada tipo de producto corre por un carril diferente: los regulados, los estacionales y los que están en la inflación núcleo.

“Hubo algunos regulados que fueron muy pisados tarifas prepagas, comunicaciones e internet, que pasó a ser regulado después del decreto. Otros que son regulados, pero tuvieron mucho dinamismo por cuestiones puntuales, como los combustibles y productos frescos que volaron de precio, como las frutas, verduras, carnes”, indicó Neyro. Esto se basó en “cambios estacionales, por shocks de oferta y aumento de costos”.

Mientras tanto, “los alimentos y bebidas subieron un poco por encima empujados por los aumentos en los demás sectores y el progresivo descongelamiento que está aplicando el gobierno”.

En tanto, sobre las prendas de vestir y calzado -que subieron 80% en un año- Neyro dijo que “es un sector que venía muy complicado con la crisis de 2018 y 2019 y la cuarentena, y reactualizó sus precios bastante rápido”.

Claudio Caprarulo de Analytica advirtió que, “en los primeros cuatro meses la inflación aumentó 18%, superando incluso al mismo periodo de 2019 (16%), año en que finalizó en 54%, la más alta desde principios de la década del 90. Por esta razón, desde Analytica proyectamos una inflación cercana al 45% para diciembre”.

“El aumento de precio sufrió un salto en octubre del año pasado, cuando perforó la barrera del 3% mensual. Y se ubica en promedio en 4%. Analizar lo que sucede desde fines del 2020 permite evitar caer en factores transitorios y comprender la tendencia. En los últimos 7 meses la inflación acumulo 31% y si analizamos los sectores que más contribuyeron, por encima de su ponderación en el índice que elabora el Indec, se destaca Alimentos y bebidas no alcohólicas 9 puntos porcentuales, Transporte 4 puntos. y Ropa y calzado 3,9 puntos. Mientras que aquellos sectores que contuvieron el aumento general fueron los que mayoritariamente están regulados como Vivienda, agua, electricidad y combustibles 1,6 puntos y Comunicación 0,5 puntos”.

“Existen factores endógenos y exógenos que explican el mayor nivel en el aumento de precios. Entre los primeros se destacan dos. Por un lado, la actualización de contratos de distintos bienes y servicios con la recuperación de la actividad desde el último trimestre del año pasado. El ejemplo más claro, son los precios regulados, desde octubre aumentaron 23%, un poco más de tres veces que entre febrero y septiembre del año pasado”, explicó.

A su vez, “el salto en la brecha cambiaria entre el tipo de cambio oficial y el paralelo a fines del año pasado, llegó a superar el 150%, modificó las expectativas. El aumento de la probabilidad de un salto en el tipo de cambio oficial impactó porque las empresas estimaron un costo de reposición más alto. Entre octubre y marzo los precios mayoristas aumentaron 6 puntos porcentuales por encima de los precios minoristas, y en particular los importados 10 puntos más. Para contextualizar, la depreciación en del tipo de cambio oficial fue del 21%, y los precios mayoristas de las importaciones aumentaron 36 por ciento”.

Por otro lado, “el aumento en el precio de los alimentos a nivel internacional también pone un piso a la inflación interna del sector. El índice que elabora la FAO muestra un aumento del 23% entre octubre y abril. No se puede hacer una comparación directa, pero es válido remarcar que en el mercado interno Alimentos y bebidas no alcohólicas aumentó un 33% en igual periodo. Un rubro que representa casi un cuarto de la evolución del IPC”.

“La medida de suspender la exportación de carne buscando bajar los precios es claramente contraproducente. Pero es la reacción frente a un aumento en promedio nacional del 50% en siete meses del kilo de carne picada que releva el Indec”, indicó.

De inmediato, consideró que “durante los próximos meses, la inflación va a menguar y debería perforar el 3% mensual en la segunda mitad del año, tanto por la política más contractiva que está haciendo el Banco Central en los agregados monetarios como por el fuerte freno que tiene la tasa de depreciación. En lo que va de mayo, volvió a bajar respecto a abril: 0,7% versus 1%, para los primeros 18 días”.

“Resolver los problemas de inflación que atraviesa la Argentina no va a ser fácil ni rápido. Y para eso es necesario incentivar las exportaciones, cualquier proceso de desinflación en la Argentina requiere de periodos de apreciación del tipo de cambio y sin una fuerte acumulación de reservas internacionales no se puede”, aseguró el economista de Analytica.

Por su parte, Juan Pablo Di Iorio de ACM sostuvo que los rubros que presentaron “las subas menos considerables donde se encuentran los alquileres, telecomunicaciones y tarifas”.

“Si bien varios de estos prevemos que suban en los próximos meses (telecomunicaciones por el fallo de la Corte y alquileres por el descongelamiento) son rubros que presentan un fuerte desacople con respecto a la inflación headline”, aclaró.

Por otro lado, “se encuentran los precios de los bienes más afectados por la pandemia como restaurantes y hoteles y otros servicios que si bien muestran una dinámica más favorable, sobre todo en los últimos meses del año pasado y este año producto de la reapertura, continúan con un cierto desacople”.

“Estos sectores esperamos que vayan achicando la brecha a medida que la situación asociada a la pandemia finalice”, indicó.

“Los rubros que más subieron son aquellos que lograron recuperar su consumo en los últimos meses o incluso mantenerlo en la cuarentena y que además se ven beneficiados por las restricciones a las importaciones, ya que le quitan competencia y les brinda mayor poder de mercado, como ropa y electrónicos”. En este último caso “también se vieron beneficiados por la suba asimétrica de aranceles que se dio a favor de la producción en Tierra del Fuego”.

“Esto no solo genera un problema de distorsión de precios relativos que afecta la asignación de recursos, que también lo estamos viendo en la heterogeneidad en la recuperación de la actividad, sino también en el caso particular de la energía”, advirtió.

“El otro problema fundamental está asociado a un eventual plan antinflacionario: mayores distorsiones de precios relativos incrementan la futura persistencia de la inflación e imposibilitan un programa de estabilización sin antes resolver esta problemática”, afirmó.

De acuerdo con la velocidad del ajuste puesto que varios son decisiones de política (como las tarifas) “probablemente los pueda llevar por encima del 50 por ciento, por el peso que tienen las tarifas en el IPC, como también los efectos de segundo orden sobre otros bienes”, indicó, dejando en claro enorme desafío que tiene por delante el equipo económico en materia inflacionaria, más allá del voluntarismo de algunos funcionarios de sacarse fotos en las góndolas de los supermercados.

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