Cerró su balance con un quebranto mayor a los $454 millones y una caída del 69% en su patrimonio; el déficit cuasifiscal se amplió de 3,1 a 3,4 puntos del PBI pese a las tasas negativas y el rebote de la economía
El Banco Central (BCRA) registró en 2021 una pérdida de $454,4 millones, lo que supone el segundo balance con quebranto en los últimos cuatro años (había cerrado con uno de casi $67 millones 2017) y su peor resultado desde el quebranto de $282.200 millones de 2002, cuando debió blanquear los costos por la implosión de la convertibilidad.
El “rojo” deja a la vista el “esfuerzo” que debió hacer la entidad para sostener las políticas oficiales, aunque convalidando a la vez un costo inflacionario que no solo se consumió los $114.300 millones de ganancias operativas que había obtenido en el período, sino que lo obligó a computar un resultado negativo por “Exposición al Cambio del Poder Adquisitivo de la Moneda” (ajuste por inflación) de $568,7 millones.
Ese cómputo contable no solo decretó que el saldo final fuese negativo, sino que además colaboró para generarle una reducción del 69% en su castigado patrimonio neto, que cayó de $2077,5 millones a $644,3 de un año a otro.
“Es un deterioro que se explica principalmente por el atraso cambiario, lo que hace que su activo (reservas y títulos públicos, casi todos en moneda extranjera) se indexe a un ritmo muy inferior al de su pasivo, que no sólo aumentó al ritmo de la emisión monetaria para atender el déficit fiscal, sino que se remuneró a una tasa mayor. Y, como pasó en 2017, se da la misma dinámica que anticipa mayor devaluación futura”, explica el economista Esteban Domecq, director de Invecq Consulting.
El ajuste por inflación de los resultados fue rehabilitado por la ley 27.468, que reconoció la posibilidad de aplicarlo cuando la variación del índice de precios internos al por mayor (IPIM) acumulado en los tres años anteriores al momento en que se cierra el balance fuera superior al 100%, con vigencia para los ejercicios iniciados a partir del 1 de enero de 2018.
En el caso del BCRA, ya debió usarlo en el ejercicio anterior, lo que lo obligó a ajustar su ganancia de $1,13 billones a $522.500 millones, aunque mantenía un remanente de años anteriores que elevaron el beneficio acumulado a los $790,2 millones, saldo girado en casi su totalidad (salvo la reserva legal del 5%) al fisco para financiar déficit.
“Fue tras la modificación del Manual de Políticas Contables, realizada precisamente para adecuar la aplicación del ajuste por inflación a lo dispuesto por el BCRA para las entidades financieras. En esa oportunidad, se analizó la normativa contable aplicable en la materia y se siguió el método de cálculo determinado por la Resolución Técnica N° 6, aprobada por el Consejo Profesional de Ciencias Económicas de CABA (CPCECABA)”, explicaron desde el BCRA, aunque sin aportar comentarios sobre el resultado del balance.
Por lo pronto, el resultado del ejercicio 2021 de la entidad confirma lo que LA NACION venía anticipando: ya no podrá auxiliar al Gobierno con nuevos giros de utilidades este año, un recurso por el que había asistido a la administración Fernández en casi $2,4 billones en el bienio 2020/21 aunque el grueso de las ganancias reportadas surgían de considerar la deuda del Gobierno anotada en su activo a valor fascial (cuando cotiza en mercado con fuerte tasa de descuento) para poder reportar utilidades aprovechando la devaluación del peso.
“Es el principal dato que el balance anual conocido en estos días terminó de confirmar. Con la pérdida contable reportada y las ganancias anteriores ya agotadas, este año no queda ningún espacio para girar utilidades al Tesoro”, observó el economista Adrián Yarde Buller.
Esto implica que el margen legal que tendrá el BCRA para financiar al Tesoro con emisión en este año estará totalmente determinado por el límite a los Adelantos Transitorios (ATs) que fija su Carta Orgánica y surge de la suma entre el 12% de la base monetaria y el 20% de los recursos en efectivo obtenidos por el Gobierno en los últimos 12 meses.
Esos créditos, que superan ya los $2,5 billones, “podrían estirarse hasta los $3,8 billones”, calculó en un informe Facimex Valores, aunque de hacerlo incumpliría la meta clave para sostener el acuerdo con el FMI que fija un tope de 1% del PBI al financiamiento por esta vía, lo que le supone un límite que ronda los $3 billones.
Los números no hacen más que justificar el recelo que en el mundo y entre los propios argentinos hay hacia el peso, una moneda que no deja de perder valor, entre otras cosas, por la desconfianza que genera la situación del BCRA, una entidad que vuelve a mostrarse empobrecida y endeudada.
El balance muestra una reducción del 39% (de $2,677 billones a $1,636 billones) en las ganancias por diferencias de cotización, fundamental para que el resultado financiero neto del ejercicio caiga de $1,7 billones a apenas $156.000 millones en un año. Es el costo que asumió por retrasar el tipo de cambio oficial en un intento por ponerle un lastre a la inflación que, igualmente, terminó el año en 50,9% aunque el billete apenas subió 22%.
Y da cuenta de un nuevo incremento en los costos por mandar a hacer y colocar en el mercado billetes nuevos que se multiplicaron por tres en la actual gestión, ya que es un gasto que estaba en el orden de los $5400 millones en 2019 y llegó a los $16.105 millones durante el año pasado, dato que hace menos comprensible aún la decisión de avanzar en la puesta en circulación de una nueva familia de billetes, en especial teniendo en cuenta que el Gobierno -sólo por negarse a imprimir un billete de mayor denominación- “en los últimos 2 años gastó de más US$186 millones en importaciones de papel moneda para imprimir nuevo circulante con la misma denominación, mientras desde allí hablan de falta de dólares y restricción externa”, criticó el exdirector de Casa de Moneda, Augusto Ardiles.
Además, deja a la vista un nuevo crecimiento del déficit cuasifiscal “que pasó de 3,1% del PBI en 2020 a 3,4% del PBI en 2021, incluso pese a la fuerte expansión que tuvo la economía y la vigencia de tasas reales muy negativas (porque el BCRA migró parte de sus pasivos en Leliq hacia pases que pagan menos interés), lo que refleja el fuerte aumento que experimentó su deuda producto de la esterilización monetaria”, hace notar Yarde Buller.
El detalle del ejercicio muestra, además, el BCRA incrementó su posición de bono AL30 durante 2021, el papel más usado en operaciones con el dólar financiero, en 164 millones de dólares como resultado de sus operaciones para tratar de mantener contenida la brecha cambiaria, una tarea en la que rifó parte de las reservas recompradas.
También visibiliza que el acuerdo de monedas (swaps) con China asciende a 130 billones de la moneda del gigante. “Son 70 billones que corresponden al tramo original del acuerdo y vencen en julio, mientras los restantes 60 billones tienen vencimientos en los meses de enero, abril y septiembre del año que viene”, detalló Yarde Buller.