La devaluación siempre se va a precios. En Argentina, esa es una ley de hierro, como los asados de los domingos. ¿O ya no más?
Alejandro Radonjic10 octubre de 2025
La devaluación siempre se va a precios. En Argentina, esa es una ley de hierro, como los asados de los domingos.
¿O era?
Algo está cambiando: el infame pass-through (es decir, la inflación adicional que genera la suba del dólar) está quedando en el pasado.
Lo ocurrido en los últimos meses así lo demuestra.
Lo mostró el economista Federico Filippini, de Adcap, en su cuenta de X.

«Esto es lo que muestra nuestro indicador de pass-through, construido con datos de precios de alta frecuencia. Muy positivo. El bajo traslado a precios permitió una fuerte corrección del tipo de cambio real en los últimos meses», dijo y posteó el siguiente gráfico.
Eduardo Levy Yeyati, ex Adcap, se sumó a esa discusión: «Hipótesis nunca testeada en la Argentina: una depreciación determinada por el mercado bajo un régimen de flotación administrada con inflación controlada (a diferencia de una devaluación forzada por una corrida) tiene un traslado a precios moderado y manejable».
En definitiva, que la devaluación no se vaya a precios es algo bienvenido porque permite que los eventuales corrimientos en el tipo de cambio no aceleren la inflación y generen que las mejoras en el Tipo de Cambio Real (TCR) que esos movimientos generan persistan en el tiempo.
Es, además, un paso positivo, acaso imprescindible, en el camino a lo que todos coinciden en que es el mejor régimen cambiario: el de la libre flotación. Porque es clave que los agentes no salgan a remarcar cada vez que se mueva el dólar.
Como dijo el economista Nicolás Ajzenman hace unos días: «Con un pass through tan bajo (lo cual es un logro) no entiendo por qué no dejar que el dólar flote».
¿Algo de eso veremos desde el lunes 27 de octubre?

